Cristina y Simón son dos jóvenes artistas del graffiti que se dedican a pintar los muros de la ciudad en la que viven: Medellín (Colombia). Ambos adolescentes deciden desafiar a una banda local cubriendo una de sus amenazas con el mural de una ballena, lo que genera una serie de problemas y de conflictos relacionados con la pobreza, el mundo de la droga y con la propia adolescencia.