Esta es una serie documental, que suena y huele muy rico, es apetitosa visual y narrativamente, nos cautiva y nos antoja. Nada más contundente que una juntanza de músicos dotados de marimbas, cununos, guasa e instrumentos tradicionales, acompañados de mujeres con potentes voces, y de otras con manos prodigiosas para cocinar, es como echar todo el paisaje en una olla. Además de instrumentos, todos ellos vienen cargadas de yerbas de azotea, yucas, plátanos, papa china, borojós, chontaduros mariscos, pescados o carnes de animales domésticos o de monte, para reunirse alrededor del fogón, cocinar, componer canciones con las recetas, luego comer y bailar.